Gente del Maule

El Tiempo con sello Maulino de Alejandro Sepúlveda; un Linarense de tomo y lomo.

Alejandro Sepúlveda; El largo camino desde Abranquil y Linares a los sets de televisión.

El periodista y licenciado en comunicación social Alejandro Sebastián Sepúlveda Jara se define como trabajólico.

Luego de conversar largamente con él podríamos agregar que estamos frente a un profesional inquieto y, por sobre todo, apasionado. Su relato lo sostiene en términos amenos y un tanto acelerados como ha sido en gran parte su vida.

El actual rostro del tiempo en Chilevisión, oriundo de Linares y Abránquil, recorrió un camino largo en las comunicaciones antes de llegar a los sets de televisión. Al ver sus informes del tiempo llama la atención su particular estilo que lo han hecho reconocible ante sus pares y los televidentes que agradecen la cercanía, lo didáctico y lúdico de sus pronósticos que se basan en un relato directo que cualquiera puede entender y con una pizca de picardía criolla que el televidente sabe valorar, lenguaje en el que no faltan expresiones asociadas al mundo rural como: «de padre y Señor mío», «que Dios nos pille confesados» y otras que son fácilmente codificables por quienes tenemos algún tipo de acervo agrícola o campesino.

Y es que Alejandro Sepúlveda ha sabido incorporar la cultura rural, que lo marcó desde niño, a sus informes meteorológicos, lo que ha sido muy bien recibido por la audiencia y que le da un plus especial a su trabajo considerando, además, que los quehaceres de ese mundo rural están estrechamente relacionados los vaivenes del clima.

Nos comenta que desde niño supo de lluvias, nieblas, ventarrones y escarcha en las frías mañanas de Abránquil, comuna de Yerbas Buenas, hacia donde su familia se fue a vivir cuando él tenía 4 años. Fue ahí donde Alejandro absorbió todo lo relativo al mundo campestre. Aunque salía al alba rumbo a la escuela local «Ignacio Carrera Pinto», nunca faltaban las tareas agrícolas en casa. Estando en enseñanza media, esto no cambio ya que «viajábamos a Linares al colegio y volvíamos a realizar labores de campo». «Me levantaba a la 4:30 de la mañana, dejábamos las vacas ordeñadas y vendíamos la leche en Linares, cerca del colegio «El Rosario» donde estudié desde séptimo» -comenta. Y recalca, «yo supe lo que es el trabajo duro, limpiando acequias, regando, raleando y arando incluso desde la época que se hacía con «carruncho» hasta que llegué a conducir el tractor», «supe lo que era sacar del barro un coloso con remolacha; y tantas otras faenas de campo que sin duda te marcan, ese trabajo de la tierra que se hace de sol a sol permite que cualquier otra labor parezca fácil» -sentencia con nostalgia.

Su vida en el campo la complementaba con el fútbol, su otra gran pasión. Cuando caminaba por los potreros de Abránquil echaba a volar su imaginación y relataba partidos de fútbol en solitario. Chercanes, queltehues, chiriguas, loicas y tórtolas eran su fiel audiencia, después en la ciudad, la selección de su colegio y luego el equipo del Hospital base supieron de sus condiciones como futbolista amateur.

De sus trabajados pero felices años de infancia y adolescencia, a partir del 94 Alejandro hizo su vida universitaria en Concepción. Tenía claro que lo suyo era la comunicación. Incluso el verano del 97 desarrolló una especie de pasantía en la mítica Radio Soberanía de Linares. En Concepción alternó sus estudios con trabajos en medios locales como las Radios Caracol, Alerta, Inés de Suárez y Diario Crónica entre otros.

Luego vendría el siempre difícil desembarco en la capital, a concretar sueños de vida, que por ahora se hace muy difícil de lograr en ciudades como Linares, «Cuesta ser Linarense, especialmente en Linares mismo,»- nos señala el periodista, «y no es que uno no quiera su tierra, sino porque Linares es una ciudad que te da pocas oportunidades ya que, entre otras cosas, a nuestra ciudad no llegan las mismas lucas que a Talca o Chillán. Eso hace que el Linarense sea aperrado, aguerrido y luche el doble por sus sueños lo que a mí me llena de orgullo» -remata.

Una vez afincado en Santiago vino la práctica en la emblemática Radio Cooperativa donde tuvo la oportunidad de trabajar junto a figuras de renombre y referentes para él, como Aldo Schiappacasse, Álvaro Lara, Marco Antonio Cumsille, Igor Ochoa y otros. «Fue muy potente para mí, que venía de arrear vacas, trabajar con estos monstruos en una radio con el peso histórico de Cooperativa. Fue ahí donde me forjé» -comenta.

Una vez egresado trabajó en TVN en el área deportiva, en la cadena Fox Sports y luego en el 2004 se integró al área de meteorología de TVN como editor periodístico, donde permaneció hasta el 2017, trabajando paralelamente en el área de deportes para Radio Chilena, Cooperativa y Bío Bío, escribiendo para portales, y realizando producciones para señales de cable, hasta que el año 2018 llegó a Chilevisión, la casa donde permanece hasta hoy como editor periodístico y presentador del tiempo además del espacio «alerta climática» que va los sábados en las noticias de la estación televisiva.

En la actualidad también presta servicios en el prestigioso medio internacional especializado en meteorología:»Meteored» y pone sus fuerzas en otra de sus pasiones que es la defensa del medio ambiente, en temáticas como: Cambio climático, calentamiento global y degradación de la biodiversidad, trabajo que desarrolla con la ONG «Ciudadanos y Clima». En este sentido le preguntamos cómo ve el panorama actual de la agricultura maulina. Alejandro hace la pausa y con mirada reflexiva y rostro preocupado, comenta: «La agricultura se basa en la certeza y la gente de campo sabe cómo manejar la tierra, pero el cambio climático está poniendo en jaque la actividad. Históricamente se sabía cuándo arar, cuándo rastrear, cuándo sembrar. Ahora esas certezas no existen, vemos heladas, lluvias y tormentas fuera de época y en la agricultura no hay peor enemigo que la incertidumbre. Si sumas la sequía y últimamente el desmedido avance de loteos en tierras agrícolas, el panorama es preocupante» -sentencia.

En la despedida Alejandro Sepúlveda, el periodista, deja su habitual entusiasmo y con aire de nostalgia nos recalca que se siente muy orgulloso de ser originario de estas tierras del Maule sur y, a pesar de sus más de 20 años en la capital, nunca ha dejado de sentirse linarense. Luego, con su habitual sencillez, nos agradece el espacio y con su estilo francote y campechano, nos pide dar un saludo afectuoso a toda la gente del Maule. «A mi madre Elizabeth Jara, a mis hermanos Lucía y Rodrigo, a mi padre Adrián un abrazo al cielo, a mi sobrino Cristóbal, a mi esposa e hijos acá en Santiago, a mis suegros en Chillán». Y un abrazo lleno de cariño para toda mi gente de Linares.

Por ahora los linarenses y comunas del Maule sur tienen asegurado que sus localidades seguirán siendo consideradas en los informes del tiempo, lo que por muchos años no ocurrió, motivando airados reclamos y denuncias varias, situación que incluso fue atribuida al tristemente célebre cura Somoza. Hoy la situación está bajo control, porque, mientras Alejandro Sepúlveda Jara siga ahí, tenemos tiempo señores!

 

POR: Leo Albornoz.-